domingo, 14 de octubre de 2012

Murallas


“Tenés como un hechizo mágico que te protege”- me dijo, y sonreí frente al monitor. Nunca se me hubiese ocurrido un nombre tan bonito para mi confinamiento emocional. Y nunca antes había sido tan evidente. Tal vez no me había dado cuenta que desde la ultima herida las murallas que me rodean eran mas altas y gruesas que nunca. Hace tiempo ya que mi subconsciente, por cuestión de recorte de presupuesto y en campaña preventiva, decidió crear una imagen distorsionada de mí y proteger a la verdadera Alexa detrás de un sinfín de muros y ciénagas. Y al subconsciente se le olvidó que así como las cosas malas quedaban del otro lado las buenas también. Pero la cuestión es, cómo saber qué es bueno y qué es malo? Y allí estaba de nuevo, la duda existencial de cuál es el límite y dónde está el equilibrio. Cuántas heridas es uno capaz de soportar hasta cerrarse completamente? Yo creo que aunque solo le haya visto el lado oscuro a la luna no hay que robarle la oportunidad a nada ni nadie, porque tal vez gracias a ese riesgo un día me cambie la vida. Pero mi instinto animal es más fuerte y de repente me hayo a mi misma a kilómetros de distancia y el corazón bajo siete llaves. De noche la soledad ataca, las paredes se hacen débiles, y vuelven las ganas de salir libre a exponerme, conocer, sentir y vivir. Y espero que en una de esas noches de debilidad, exposición y realidad sea cuando me encuentre, desarmada y desnuda, para derribar muros, o terminar construyendo nuevos, pero para vivir que aunque uno le agarre miedo es para lo que venimos a esta vida.

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