Podrá nublarse el sol
eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.
Gustavo Adolfo Bécquer
Nacimiento
Aún me acuerdo con la fascinación que observaba tu latita de
flores, aquella en la que guardabas tus más preciadas cosas. Tenías allí mi
primer dibujo, mi primera foto, hasta la pinza de mi cordón umbilical. Qué
curiosa es la naturalidad con la que hablamos de esas cosas. 9 meses me
acunaste en tu vientre, unidas desde lo más íntimo a lo más natural, un cordón que
en piel y sangre me hacía tuya, te hacía mía, nos hacía por siempre nuestras.
Tus rizos dorados iluminaron mis ojos desde el primer día, y como leona juraste
fielmente ante Dios cuidar de esta criatura hasta el último de tus días, y si
es posible, incluso después de que el viento te llevara.
Fueron tres veces que el Espíritu Santo decidió hacerte madre, y te llevo al cielo para volver con el
corazón dividido, y el alma plena. Madre joven, sola contra el mundo, sola
contra tu misma y acompañada de un llanto desquiciado en la eterna busca de tu
pecho, el lugar más seguro del mundo. Y sola, transcurrieron los días, los
años, tal vez la vida. Creo en el firme propósito de que nuestras almas incursionan
este eterno viaje de la existencia con el propósito de aprender, vida a vida,
una lección de paz, amor y libertad. Tal vez en alguna existencia pasada fuiste
guerrera y aprendiste a no rendirte, en otra fuiste noble y aprendiste que
todos somos pares, en otra fuiste santa y aprendiste sobre el perdón. En esta
vida te esperaban muchas batallas, incalculables heridas, que solo podrían ser
curadas con la sonrisa de un hijo, con la sonrisa de un ángel.
No existe la tragedia,
sino lo inevitable. Todo tiene su razón de ser: solo se necesita distinguir lo
que es pasajero de lo que es definitivo.
Paulo Coelho – La
Quinta Montaña
Caída
Existen momentos que transforman nuestra realidad, nuestra
razón de ser y nuestra visión de nosotros mismos. Al mirarme en el espejo, como
ser humano tengo la necesidad de gustarme y aceptarme. Al reposar la cabeza
sobre la almohada tengo la necesidad de sonreír y cerrar los ojos tranquila. Tranquila
que lo he dado todo, en este tiempo, en este día. Sentir que he vivido y
rezado, que he amado y luchado por mí y por aquellos que me rodean. No puedo
decir que entiendo, porque no he caminado tus pasos. No puedo decir que no
llores, porque llorar purifica el alma y el lento abandono del dolor es un
camino hacia la libertad. No puedo quitarte la culpa, hacer que dejes de sentir
miles de sinrazones que hoy te lastiman. Pero puedo decir que como fruto de tu
ser, de tu amor y de tu fuerza hoy me miro al espejo y me amo. Hoy me duermo
feliz y en paz. Hoy, soy todo lo que soy porque tú me has traído al mundo y me
has enseñado a caminar sobre él, sobre sus injusticias y sus verdades. Sobre
sus alegrías, sus recompensas, sobre todas sus caras. No sabremos qué
experiencias vivió tu alma en sus tantas vidas, y tal vez hoy no entiendas el
destino de la que compartimos. Pero sin duda las batallas diarias que afrontas
solo te llevan hacia adelante, y toda experiencia debe ser bienvenida para
aprender más y más. Para enriquecernos como seres de luz que somos, para
aprender a perdonar y estar en paz con nosotros y los demás. Así como yo, fruto
de tu vientre, te perdono cada situación que te haya provocado culpa, quiero
que tú me perdones cada disgusto que te he hecho vivir. Y que juntas perdonemos
a todo aquel y aquello que nos ha hecho sufrir. Porque a fin de cuentas Dios
nos perdona a todos, y solo en el perdón encontraremos el amor que tanto
buscamos.
"-Ayúdame-dijo
apenas, hablando como los que van a morir -. Más que nada en el mundo, quiero
volar... -Ven entonces -dijo Juan-. Subamos, dejemos atrás la tierra y
empecemos. -No me entiendes. Mi ala. No puedo mover mi ala. -Esteban Gaviota,
tienes la libertad de ser tú mismo, tu verdadero ser, aquí y ahora, y no hay
nada que te lo pueda impedir. Es la Ley de la Gran Gaviota, la Ley que Es.
-¿Estás diciendo que puedo volar? -Digo que eres libre.
Y sin más, Esteban Lorenzo Gaviota
extendió sus alas, sin el menor esfuerzo, y se alzó hacia la oscura noche. Su
grito, al tope de sus fuerzas y desde doscientos metros de altura, sacó a la
Bandada de su sueño: -¡Puedo volar! ¡Escuchen! ¡PUEDO VOLAR!"
Richard Bach – Juan
Salvador Gaviota
Destino
No fue hasta que comprendimos los átomos, que comprendimos la
materia, y por lo tanto su comportamiento y así un sinfín de descubrimientos y
oportunidades. Y la vida es igual, cuanto más profundo uno sienta, uno
comprenda, más entenderemos la vida misma. Conocernos es lo más lindo que tiene
el día a día, y es un proceso que nos lleva toda la existencia. Qué nos depara
el futuro no sabemos. Cuál es el plan de los astros para nuestro camino,
cuántas caídas más habrá antes que caminemos erguidos… Lo importante es siempre
seguir, no es lo mismo estar que quedarse, y quedarse no es igual que parar.
Hay que estar y ser y andar. Y dejarnos llevar por el camino, tomando
decisiones con la cabeza y con el corazón, pero siempre contentando al alma,
que al fin y al cabo es todo lo que tenemos. Gracias a Dios, o Jehová, o Alá, o
la naturaleza, Darwin, los astros, suerte, azar, o la vida misma, tengo a mi
lado este maravilloso ser que eres tú. Cuyos brazos son mi hogar, mi punto de
partida, mi refugio, mi consuelo. Y que sepas que no solo una, sino tres
criaturas eternamente tuyas van a tomarte de la mano al andar, y van a estar
guiándote en esta selva de oportunidades que llamamos vida. Si hay algo llamado
amor, creo que su forma más pura es la que nos une, desde aquel cordón
umbilical, hasta esta energía invisible que me hace correr a tus brazos. Eres
todo cuanto necesito. Eres todo lo que tu quieras. Eres el sol y la luna. Eres
madre.
Lore L Bertsch, Tu hija.